III

La biblioteca municipal era su lugar favorito. Pasaba tardes enteras hojeando libros viejos. Recorriendo páginas amarillentas por el paso del tiempo, pero que atesoran reliquias tan ajustadas a la actualidad como el periódico del día.

Las tardes de sol, se acomodaba silencioso tras el viejo vitral de la sala principal, dejando que el calorcito invadiera su cuerpo. Porque el alma le ardía al viajar a Malasia, de la mano de Salgari, o develar los intrigantes misterios de Egipto, con Smith.
Nunca había salido de su país, pero le eran más que suficientes todos esos libros para poder describir con precisión cada detalle de aquellos maravillosos paisajes, sin tenerle envidia al viajero más experimentado.


Los días de lluvia eran para él como estar en el paraíso. Casi no iba gente a la biblioteca y podía disponer de cada rincón a sus anchas. Imaginaba sobre aquellas húmedas paredes, imágenes de sus historias, y las veía tan nítidas, como si las estuviese proyectando alguna máquina. Sólo se diluían aquellas maravillosas imágenes por la interrupción de la bibliotecaria, que al entrar al salón hacía chirriar el viejo piso de madera con el contacto de sus tacos.

Y así transcurría su vida, un día tras otro, monótonos para cualquiera, pero irrepetibles y maravillosos para él. Los domingos se sentía perdido. Vacío. Solo. El gran monstruo que ponía en movimiento su fantasía, su compañero de aventuras se encontraba cerrado. Y no había nada ni nadie, que pudiera suplir era inmensa carencia.

3 comentarios:

Ma. Belén Kisielnicki dijo...

Amiga! Hola, te escribo por que me encanta lo q escribís... siempre me gustó y ahora más!
Espero q sigas bien, q nos estés extrañando tanto como el primer día, jaja! Y por favor nunca dejes de escribir esas cosas tan tuyas q me hacen sentir q estas tan cerca como siempre!
Besos, te quiero muchooo!!!
Yo./

Cristian Ochoteco dijo...

Bueno, bienvenido el amigo a la historia! Buscando su nombre por los párrafos, caí en la cuenta de que todavía tampoco sabemos el nombde de ella...

Están buenas las imágenes que contás en este capitulín. Al amigo le veo una onda de Kike Parodi :P

Anónimo dijo...

no se por que me siento identificado con tu personaje de ficcion, es como si estuvieras acordándote de mi sin querer aceptar que alguna vez me conociste y por lo visto cause una impresion bastante profunda en vos, te aclaro que yo tambien te recuerdo con esa misma intensidad