II

Las copas de los árboles, cubiertas de pimpollos y hojas nuevas, perfumaban levemente la calle. Un suave trinar acompañaba el maravilloso espectáculo de aromas y colores. La primavera acababa de comenzar.

Y por este paisaje caminaba ella, con paso tranquilo pero constante. Observando cada detalle a su alrededor. Disfrutando de aquel maravilloso día.
El diariero de la esquina no la saludó como de costumbre. Le sonrió de una manera extraña, seductora se podría decir. Y ella le devolvió la sonrisa.

El trayecto hacia su trabajo no era demasiado largo, sin embargo se le hizo eterno. Redescubriendo cada cosa, cada objeto antes pasado por alto.
Dos niños que jugaban despreocupadamente en una esquina la hicieron salir del mundo en el que estaba sumergida. Y deseó con todo su corazón volver a ser chiquita. Sin más preocupaciones que divertirse, soñar y reír. Jugar, hacer las tareas del colegio, mirar la tele y jugar nuevamente.

Volvió a la realidad al encontrarse cara a cara con la fachada de su trabajo. Era un edificio algo antiguo, pero bastante bien conservado. Paredes blancas recientemente pintadas, ventanas grandes, con un amplio patio interno. Un sitio agradable. Lista para comenzar su día laboral, subió los tres escalones de la entrada y saludó cordialmente a la secretaria.

3 comentarios:

Cristian Ochoteco dijo...

wemo batata, dos coisas:

uma, me gusta mucho tus ultimasfrasesdepárrafo. me gusta el aire conclusivo de cierreapertura que tienen...

Por lo otro, mepa q el formato se alarga un poco para ser web... la gente se te va a ir del boliche vishe y tu protagonista va a contar la última página desde el geriátrico...

Wemo, esa es mi opinión. aioooos

Anónimo dijo...

vamo mejorando y no le des bola al coso ese que escribe antes que yo que todavia no sabe nada

Cristian Ochoteco dijo...

jajaaaa jojooooooo, lo perdono porque hoy la rompió en mi blog con la rima gauchesca...


igual ya via hacer una mejor =P